Artículo preliminar
La renovación radical de Esthética Originaria ha nacido en Santiago Pérez Gago, como fruto inevitable, en sintonía con la sensibilidad de los ‘ÓRPHICOS’ (siglo XXXVIII a. C.) quienes, en arqueopathía, profesan, ‘pe-r-sonalmente’, comulgar en La Harmonía Originaria, con el fin de liberarse del karma de los conceptos y de las repeticiones.Sintonía radical en la época y edad mytogónica y mythopáthica, en la que –comunión universal- se ‘sentía la distancia’, mucho más que se ‘me-dí-an las dis-tan-cias’; en la época de la esthética, como honda aptitud de ‘escucha’; la era mýthica, contempránea de ‘escucha, Israel’.
La Esthética Originaria, Nueva Escuela de Salamanca, por la luz de la ‘Orpheidad’, profesa la revisión radical de la fe de las verdades, que ofrece la lengua hispánica, en prodigiosa exclusividad, en el mundo de las lenguas, mediante el metagrama admirativo y liberador del símbolo de admiración de apert-ura: ¡, integrando el laberinto de los –is-mos septentrionales, en la sinopsis de luz que se da en la –idad de la meridional-idad.
La Esthética Originaria, revolución radical, se esforzó por sugerir, en el mundo universitario, que esta revisión profunda se da, recorriendo la distancia que va, desde el espíritu creativo, de la fundación, de la “Uni Laboral”, al desafío incalculable de “Univers-idad Central”. Todas las universidades actuales se fundan en el principio y la ley del ‘i-den-t-is-mo’: “nunca igual, siempre lo m-is-mo”. La “Uni-vers-idad Central”, universidad del futuro, según la firme opinión de Esthética Originaria –tan firme como modesta- se fundará, en profesión, en el principio y la ley llamada de ‘integr-idad’: “siempre igual, jamás lo m-is-mo”.
Sintonía y simpathía con la sensibilidad de los ‘ORPHICOS’; y doliente y prolongada disensión y sufrimiento con el “aristotélico-tom-is-mo” de los suyos, escolásticos. La Esthética Originaria, confianza radical, espera, en su revisión, que ‘la orden del futuro’, de la sinopsis: -idad, fagocite y recupere ‘el futuro de la orden’, para la intuición primera que, como toda fundación, fue siempre de ideal-idad, mucho más que de ideal-is-mo. Fue, en principio, una órphica fundación.